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El sueño de lograr un mundo libre de discriminación

Para marcar el Día Internacional Contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia la Embajadora Sarah Dickson le pidió a Jorge López Sologaistoa, Director Ejecutivo de OASIS escribir este blog acerca de la situación en Guatemala.  Pueden conocer más acerca de este tema en http://dayagainsthomophobia.org/es/ :

“En un sentido muy estricto, la homofobia es entendida como una aversión obsesiva a las personas homosexuales…”, fue la respuesta de mi amiga María Olga a la primera pregunta de la entrevistadora. Ese día habíamos sido invitados para hablar, en televisión, acerca de la exclusión social sufrida por las Comunidades de la Diversidad Sexual y de Género en Guatemala.

No cabe duda que abordar el tema de la exclusión social implica enfrentarse a grandes retos, especialmente si se trata de un país, como Guatemala, donde tres cuartas partes de la tierra cultivable está en manos del 2 por ciento de los habitantes… ello solo para ilustrar el panorama de contrastes, donde muchas personas sobreviven en condiciones de pobreza y dolor.

Pero… volviendo a lo del programa de televisión, nuestra intención era aprovechar la conmemoración del 17 de mayo, para visibilizar los crímenes de odio cometidos en contra de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (entre otros grupos), por motivos intolerancia a la orientación sexual y la identidad de género.

Ah, perdón… hasta el momento no he mencionado de qué se trata la conmemoración del 17 de mayo. Resulta que en esa fecha, pero del año 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Asamblea General, declaró que la homosexualidad no era una enfermedad psiquiátrica.

Durante años –cuando menos durante las últimas dos décadas- ese había sido uno de los centros del debate social en Europa y Norteamérica, pues todavía se entendía que la homosexualidad era “anormal”.

Ya en 1973 la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) había eliminado la homosexualidad de su Manual de Diagnóstico de Enfermedades Mentales (DSM-II), pero sectores conservadores seguían argumentando que tal “logro” había sido únicamente por las presiones políticas de grupos de interés; situación que no se alejaba mucho de la realidad, pues la presión fue ejercida por grupos de personas que exigían que se los dejara de percibir como “enfermos mentales”.

Aunque en la actualidad todavía hay quienes opinan que la heterosexualidad es la única expresión aceptable de la sexualidad, prácticamente el debate se considera terminado desde el 17 de mayo de 1990. Pero hasta 2005 fue celebrada la primera edición de lo que ahora se conoce como el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia.

Vale mencionar que, cuando menos en teoría, los colectivos lésbicos verían incluidas sus reivindicaciones en las acciones contra la homofobia, pero es común escuchar justas recriminaciones acerca de la necesidad de mencionar individualmente –y por su nombre- a todas las identidades. En ese sentido todavía tenemos camino pendiente por recorrer, toda vez que las personas intersexuales y asexuales continúan, casi, en el anonimato.

Pues bien, el programa de televisión tuvo suficiente aceptación, pero fuimos cuidadosos de evitar el sensacionalismo aunque presentamos historias dolorosas, como la de Eduardo: un joven al que rescatamos de donde lo tenían ilegalmente recluido para “curar” su homosexualidad. Y esquivamos la tentación de presentar asesinatos, ejecuciones extrajudiciales y suicidios, que ilustrarían mejor los absurdos crímenes de odio que suceden en la sociedad guatemalteca, pero que transmitirían nuestro dolor a las personas que conocen nuestra causa humanitaria.

(*) Director Ejecutivo de OASIS

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