Los Embajadores tienden a vivir y trabajar en las ciudades capitales – no es sorpresa ya que la mayoría de los ministerios y negocios operan allí. Asunción no es la excepción.
Como muchos otros Embajadores, buena parte de mi tiempo se divide entre reuniones oficiales y recepciones diplomáticas de distintas índoles. Las mismas brindan buenas oportunidades para avanzar los intereses de la Embajada. Actividades administrativas internas y cosas como mantener mi bandeja de entrada en orden también pueden consumir mucho tiempo. Con tanta actividad enfocada en Asunción hay riesgos de quedar atrapado en una especie de “burbuja diplomática” y desconectarse de la realidad.
Una manera de evitar la “burbuja” es esforzarse a salir de la capital y ver la realidad. Ahora que la nueva Embajada Británica se encuentra establecida, eso es lo que he estado haciendo.
En febrero, mi esposa y yo visitamos la pequeña comunidad rural de Luz Bella, en el departamento de San Pedro. Allí vimos como un proyecto financiado por el gobierno británico ha ayudado a pequeños productores a proteger sus cultivos y estilo de vida tradicionales.
El enfoque en temas rurales continuó en marzo con la visita a la Escuela Agrícola San Francisco, dirigida por la Fundación Paraguaya. La fundación ha enseñado a miles de jóvenes las habilidades emprendedoras y de liderazgo necesarias para llevar adelante un negocio agrícola exitoso – ya sea de lácteos, de cultivos o porcino. Este galardonado enfoque sostenible para la reducción de la pobreza, creado en Paraguay, está siendo replicado ahora en África. ¡Que impresionante!
El mismo día asistimos a la feria educacional Techauka, en Villa Hayes y presentamos el sistema de becas del gobierno británico a una entusiasmada audiencia de jóvenes. Invertir en la juventud es una de las prioridades de la Embajada.
Recientemente visitas a Tobatí y Caazapá brindaron la oportunidad de adentrarnos más en la rica herencia cultural del Paraguay. Tobatí es la cuna de unas artesanas muy talentosas que producen bellas figuras de cerámica hechas a mano. Fue un privilegio verlas trabajando.
Asimismo, estuve impresionado por Caazapá – una pequeña ciudad muy bien cuidada y un poco fuera del camino. La pequeña iglesia de San Pablo, en la plaza principal de la ciudad, tiene uno de los altares en madera tallada más hermosos del Paraguay.
Mis más recientes visitas incluyen las ciudades fronterizas de Salto del Guairá y Ciudad del Este. Quedó claro en nuestras conversaciones que los negocios en la frontera enfrentan tiempos difíciles con un revés en el volumen de ventas inclusive hasta del 50%. Aun así pudimos identificar nichos de mercado para compañías británicas, a las cuales estamos dando seguimiento.
Planeo salir y ver más en los próximos meses: el Chaco (Filadelfia y Neuland) esta primero en mi lista, seguido por Pilar y Humaitá (Ñeembucú). A lo mejor ustedes pueden sugerirme otros lugares?