Por James Dauris, Embajador Británico en el Perú.
El 10 y el 11 de marzo los votantes en las Islas Falkland tomarán parte en un referéndum sobre si desean o no seguir siendo británicos. Han decidido organizar el referéndum porque quieren que el mundo escuche lo que piensan y desean para las islas donde viven y para las futuras generaciones. Quieren hablar en una forma que sea clara y que sea democrática. Están hastiados del hostigamiento del actual Gobierno de Argentina, con su insistencia de que es gente que no tiene voz y que no debería tener voto sobre lo que ocurre al lugar que ellos, sus padres, y generaciones antes que ellos, llaman y han llamado su hogar. Ellos realmente esperan que el mundo respete su derecho a la auto-determinación, que escuche lo que ellos tienen que decir, y que apoye el resultado.
Una de las historias que escucho con más frecuencia –la he leído una vez más en “información” circulada en Lima esta semana por las autoridades argentinas- es que las Islas, habiendo sido argentinas, fueron tomadas por el Reino Unido en 1833 y que la población local y las “autoridades legítimas” fueron expulsadas. Todo esto suena bastante serio. Pero lo frustrante es que nada de ello es verdad. La soberanía británica sobre las Islas Falkland data de 1765, antes incluso de que el Virreinato del Río de la Plata fuera establecido por el estado español. Ninguna población civil fue expulsada de las Islas Falkland en enero de 1833. Las únicas personas a las que se hizo salir fueron los miembros de la guarnición militar argentina que había sido enviada a las islas tres meses antes para tomar lo que ya era territorio soberano británico. La historia más temprana de las Islas es compleja, e involucra colonos franceses, españoles y británicos. Pero lo que está claro es que las Islas nunca fueron argentinas, a pesar de lo que ahora diga el gobierno argentino. Para una perspectiva muy diferente sobre la historia de las Islas, recomiendo esta reciente publicación del gobierno de las Islas Falkland.
También con frecuencia leo cosas escritas y dichas por el gobierno de Cristina Kirchner sobre la “situación colonial”. Esto ignora la realidad de quiénes son los habitantes de las islas y de cómo son gobernados. La gente de las Islas Falkland tiene su propio gobierno, hace sus propias leyes, maneja su propia economía y controla sus propios recursos. Cierto, la población está compuesta por inmigrantes, exactamente igual que la población de la Argentina de hoy. Pero contrariamente a la Argentina, las islas no tuvieron población indígena antes de ser colonizadas. Décadas antes de la ola de inmigración italiana, española y alemana a Argentina en la segunda mitad del siglo 19, muchas de las familias de las cuales descienden los isleños de hoy ya estaban bien establecidas en las Islas. Los habitantes de las Islas Falkland de hoy tienen todo el derecho a decidir cómo quieren ser gobernados –este derecho a la auto-determinación es un derecho aceptado como un derecho tan fundamental que está consignado en el Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas.
Tanto como desear que el mundo escuche lo que ellos piensan a través del referéndum de este fin de semana, la gente de las Islas Falkland desea tener una relación buena y saludable con la Argentina. Esta es una ambición que el gobierno británico comparte con ellos. Todos –los isleños, el pueblo de Argentina, los países de la región- ganarían con esto: en la pesca y el transporte, en el comercio y las comunicaciones, en la seguridad marítima y el turismo. Mucha gente aquí en Lima me ha comentado que generar disputas con los vecinos para distraer la atención de los problemas internos es un viejo truco. Es cierto, pero nunca ha servido para mejorar las cosas. En las Islas y en Gran Bretaña la gente desea regresar a la feliz y próspera relación con Argentina que nuestros dos grandes países disfrutaron durante gran parte de los siglos 19 y 20.