Por Annabella Matute, becaria Chevening del Perú
Por varias semanas me venía ya sintiendo la versión peruana de David Beckham. Pese a mi pasión por los deportes y mi creciente entusiasmo por las olimpiadas me estaba quedando fuera del mayor evento en la ciudad: Londres 2012. Si bien para ser honesta, mi exclusión de las olimpiadas hasta ese momento era más bien autogenerada debido a mi deliberado retraso en postular para las entradas. Simplemente no quería molestarme en pasar largas horas frente a la computadora para postular a las entradas y darme con la sorpresa de que solo podía conseguir una para ver lucha Greco- Romana… yo quería ver al equipo de Gran Bretaña en acción y a mis amados compatriotas peruanos.
Conforme el tiempo se iba acercando y el alcalde de Londres nos recordaba a cada momento que más de un millón de personas visitarían Inglaterra, mi entusiasmo crecía. La antorcha finalmente llegó al país y las noticias diariamente reportaban de su recorrido y de los famosos que la cargaban, entre ellos Zara Phillips, conjuntamente con personas de la comunidad. ¡Finalmente aquí estaba mi oportunidad de echar un vistazo a las olimpiadas!
Entretanto las tiendas (a veces me pregunto si por amor al deporte o a las ventas) y los ciudadanos “comunes y corrientes” se iban imbuyendo del espíritu de las olimpiadas. La tienda principal de John Lewis en Oxford Street se envolvió en una bandera olímpica británica y cientos de banderas de las naciones participantes adornaban Regent Street mientras las entradas para los deportes más cotizados como atletismo, natación, gimnasia y luego para todos se vendían rápidamente.
Para entonces ya sabía que necesitaría un milagro para conseguir una entrada para ver al equipo de Gran Bretaña (la delegación peruana aun no confirmaba sus equipos ¡y el tiempo estaba corriendo!), “pedid y se os dará”.
En el medio de mi expectativa que para entonces se estaba convirtiendo en decepción, ¡el milagro ocurrió!
Los británicos son conocidos por su gentileza y como mi cumpleaños se acercaba (el 28 de Julio para su información), un buen amigo (de ahora en adelante, un verdadero caballero) me ofreció llevarme a ver el tenis olímpico en Wimbledon. Ahora podía ver a figuras como Murray, Federer, Serena Williams, Sharapova o Nadal… nada mal para alguien que nunca postuló para una entrada, ¿verdad?
Esto desató toda la lluvia de bendiciones que vendrían ya que no mucho después llegué a ver en primera fila la antorcha olímpica cargada por el jugador del Chelsea Fabrice Mwamba.
¿Que si llegué a ver al equipo británico en acción? ¡Claro que si! Cortesía de una antigua colega de la Universidad de Warwick quien me ofreció una entrada para ver el partido de basketball en la villa olímpica. Misión cumplida.