por Christian Sanchez, Gerente de Comunicaciones en la Embajada Británica
El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Desde entonces en la fecha se celebra el Día Internacional contra la Homofobia. En 22 años se han llevado a cabo innumerables campañas para recordar al mundo que la homosexualidad es tan natural como la heterosexualidad misma y que la homofobia mata. Sin embargo, en muchos países los resultados no son muy alentadores. Se sigue matando, discriminando, encarcelando, insultando, vejando y privando de derechos fundamentales a millones de personas simplemente por su orientación sexual. Según el último Informe Anual Sobre Derechos Humanos de Personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales (TLGB), tan solo el año pasado, en el Perú 14 homosexuales fueron asesinados “con ensañamiento y tortura”. Es un hecho a todas luces inaceptable que tiene que ser combatido.
Debemos hacer visible la homofobia. Esconderla es tan peligroso como ella misma. Los crímenes por odio no ocupan las primeras planas, tal vez porque los que mueren son considerados inferiores. Pareciera que no contaran. Por eso es necesario poner en la agenda política la cuestión gay, en todos sus perfiles. Es necesario hablar, difundir, resaltar el tema de los derechos de las personas LGBT, porque hacerlo es visibilizarlas y dar a conocer las injusticias a las que son sometidas. Hojeo los diarios de hoy y no encuentro nada sobre la presentación del martes 15 en Ginebra del “Informe sobre Homofobia Patrocinada por el Estado”, difundido por ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales). Solo algunos portales de noticias difunden el informe que destaca que en Latinoamérica el problema mayor al que se enfrentan los homosexuales es la violencia.
Espero revisar los diarios y los noticieros de TV y encontrar en ellos la noticia de la presentación del 17 de mayo por parte de la ONG Promsex del informe que denuncia 14 muertes por odio. Para millones de peruanos entonces, la presentación habrá tenido lugar, los crímenes existirán y propiciarán la reflexión. Esperemos que no caiga la sombra del silencio sobre un hecho que debería llamar a la acción a las autoridades. De lo contrario será mucho más probable que estos crímenes continúen y que el 17 de mayo del 2013 estemos lamentando nuevas muertes. La voz de denuncia no debe ser levantada solo por la propia comunidad LGBT. Para eso sirve el Día Internacional contra la Homofobia; para que la gente de a pie reflexione y se pregunte qué lleva a alguien a matar a una persona por ser homosexual; para que pasemos de la llamada “tolerancia” a la afirmación; para que afirmemos con decisión que lo malo es la homofobia, no la homosexualidad.
Necesitamos todas las voces, pero necesitamos aun más aquellas que pueden hacer la diferencia. Necesitamos las voces de autoridades que se comprometan a garantizar nuestros derechos; líderes de opinión que orienten a la población; medios de comunicación que denuncien los crímenes; empleadores que, aunque no lo mande alguna ley, ofrezcan las mismas condiciones a sus empleados homosexuales. Pero para lograr esto necesitamos salir a denunciar la homofobia, sin miedo ni vergüenza. Permanecer callados solo perpetuará el crimen.