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20th March 2012

¿Por qué es tan difícil luchar contra el racismo en el Perú?

  • La defensa de los derechos humanos es una prioridad para el Reino Unido y desde la Embajada Británica buscamos promover este importante tema.  Para conmemorar el Día Internacional contra el Racismo tenemos la participación de Wilfredo Ardito Vega, activista antirracista y abogado, LLM en la Universidad de Essex y Doctor en Derecho por la PUCP.
Dr. Wilfredo Ardito

Una de las razones por las que es difícil luchar contra el racismo en el Perú es que muchos peruanos todavía creen que este problema no existe.  Periódicamente, los medios de comunicación muestran indignados algún caso aislado de racismo, olvidando que éste aparece en la misma publicidad que dichos medios muestran, en la pobreza que atraviesa la mayoría indígena y en el menosprecio a sus productos culturales como el idioma.

En realidad, el racismo se encuentra naturalizado, es decir, forma parte de lo que los peruanos aceptamos como normal, sin sentirnos muy cuestionados por ello.

Una creencia frecuente es que en lugar de racismo existe la discriminación por motivos económicos.  Esta es una creencia más aceptable, porque teóricamente uno puede enfrentar la discriminación en base al trabajo o la educación.  En cambio, aceptar que existe el racismo implicaría reconocer un problema más profundo, que hemos sufrido o practicado… y que eso mismo habría ocurrido con nuestros seres queridos.

Debido a esto en el Perú prácticamente no existen políticas contra el racismo ni en las instituciones públicas ni en las empresas privadas.  Cuando se dan manifestaciones brutales de racismo en un colegio, se le llama “bullying”, lo cual reduce el asunto al agresor individual, sin considerar que éste actúa con el respaldo de la propia sociedad.

Un argumento recurrente para esta negación es sostener que todos los peruanos estamos mezclados, por lo que “no debería haber racismo”.  Sin embargo, esta concepción termina justificando el racismo: pues, aparentemente, un blanco “no mezclados” sí tendría derecho a discriminar y a los indios o negros “no mezclados” sí se les puede discriminar.  En realidad, el mestizaje coexiste con el racismo, al punto que está presente en muchas familias hacia los integrantes de piel más oscura.

Otra dificultad para enfrentar el racismo en el Perú se refiere a que no hay una clara frontera entre discriminados y discriminadores.  Mejorar la posición social o económica pueden reducir drásticamente la posibilidad de ser discriminado, siempre que esto sea visible.

Una misma persona puede ser considera blanca por un sector y chola por otro.  De esta manera, se hace más complejo el asunto, porque uno puede ser al mismo tiempo discriminado y discriminador.

El racismo está tan interiorizado que la misma persona que sufre racismo le compra  a sus hijas pequeñas muñecas blancas y rubias, manteniendo la idea de belleza predominante.  Para el imaginario colectivo, que transmiten los medios de comunicación, el andino o el negro es invisibilizado o tratado como exótico o delincuente.

La tarea que tenemos por delante quienes luchamos contra el racismo es muy grande, pero sabemos que enfrentar este problema generará mejores relaciones de confianza entre los peruanos y dará oportunidades a muchas personas excluidas.  Eso sí, será un camino muy largo, donde las tentaciones de ser triunfalistas siempre estarán presentes.   Además, ¿estaremos dispuestos a pedir perdón todos los que hemos sido racistas?  Y si esto ocurriera, ¿estaríamos dispuestos a perdonar los que hemos sufrido por ello?

Nota: Las opiniones vertidas en los blogs de nuestros invitados no necesariamente reflejan la posición de la Embajada Británica en el Perú.

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