Guatemala es bendecida con una gran variedad de sitios turísticos. Entre los más conocidos están la ciudad colonial de Antigua, las impresionantes ruinas mayas de Tikal, y el bello lago rodeado de volcanes, Atitlán. Pero también se enorgullece de otros sorprendentes pero menos conocidos lugares, que atraen un número significante de viajeros exigentes – y especialmente jóvenes mochileros. El mes pasado aproveché la visita de algunos miembros de mi familia para explorar algunos de estos lugares.
Primero en la lista estaba Semuc Champey. En una larga pero bella manejada desde la Ciudad de Guatemala a través de las exuberantes verdes montañas de Coban (la selva tropical están habitadas por el raro Quetzal, el ave nacional de Guatemala) y después a Lanquín donde nos hospedamos en un bello lugar al lado de un río rápido, en el cual también nadamos. Manejar temprano hacia Semuc al día siguiente fue memorable: fue un camino de tierra de los más empinados, angostos y escarpados en el que he estado, y probó nuestros vehículos de 4WD a sus límites – pero la vista era impresionante. La primera parada fue en la cueva K´anba. Yo no me había dado cuenta que en realidad es un río bajo tierra. Nunca antes había nadado a través de cuevas angostas en completa oscuridad con una candela prendida, ocasionalmente escalando costados y después desapareciendo en resbaladeros de agua naturales, pero todo esto fue inmensamente divertido. Después, una vez salimos hacia la luz del día nuevamente, para complementar todo, flotamos en el río turquesa en tubos de hule viendo el deslumbrante escenario del cañón. Por alguna razón mi familia pensó que era sumamente divertido ver a un Embajador de Su Majestad flotando en el rio en un tubo de hule.
Después de un excelente almuerzo en un comedor local, caminamos hasta el propio Semuc Champey. Es impresionantemente hermoso. Una serie de piscinas turquesas en cascada una tras otra sobre la piedra, pasamos una descansada tarde nadando (y dejando que los peces nos mordieran los pies) antes de hacer la subida al cañón hacia una plataforma en la cima, desde donde pudimos tener una maravillosa vista completa del lugar. En nuestro camino estuvimos rodeados de niños locales Q´eqchi vendiendo chocolate hecho en casa, incluyendo a la impresionante Ana quien podía vender sus productos en 8 idiomas; su acento inglés y francés eran casi nativos. Ella dijo que lo adquirió casi sólo platicando con turistas. Qué talento tan increíble!
Al día siguiente manejamos hacia Rio Dulce localizado al final del enorme Lago de Izabal, desde donde tomamos un bote a la sorprendente Finca Tatin, un hospedaje en el medio de la jungla a la orilla del río Tatin. Arribamos con una lluvia torrencial después de la cual nuestras ropas ya estaban casi secas en la jungla húmeda, pero pasamos un par de excelentes días allí nadando en el río, observando manatíes y haciendo kayac a través de Río Dulce hacia el pueblo garífuna de Livingston. También visitamos más cuevas (incluyendo una de un sauna natural) y algunas aguas termales al final del río.
Y como aún falta mucho que contarles, no se pierdan la segunda parte de este blog, en el que les contaré la segunda parte de este maravilloso viaje.
Rio Dulce
Rio Lanquin
Cabaña en Livingston
Semuc Champey