Le agradezco a Yuleidy Merida por haberme enviado este excelente blog en medio de sus estudios en el Reino Unido. Yuleidy es graduada de Comunicacion Social de la Universidad de La Habana y se desempeñaba como Directora de Marketing y Comunicacion (Marketing and Communication Manager) en el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba antes de irse a Londres. Actualmente estudia una Maestría en Medios y Communicaciones en City University en Londres como parte del esquema de Becas Chevening.
Y bueno, es evidente, Londres NO es La Habana; pero el detalle – y serían muchos los posibles detalles – está en la diferencia. Quizás yo pensé que cinco días dedicados casi exclusivamente a crearme un mapa mental de lo que es este conglomerado de personas (casi 8.5 millones), saber cómo funciona y perderle el miedo a lo desconocido sería suficiente; pues no lo es. Hoy, a mitad de camino (seis meses vividos, seis meses por vivir) sigo descubriendo cosas nuevas porque esta ciudad te espera con los brazos abiertos, pero no te abraza: espera que tú estés listo para abrazarla/descubrirla a ella.
Como muchas personas llegué con mi velocidad capitalina, ritmo y conocimientos a una ciudad en la cual el tiempo es quizás lo más preciado y se vive, ya lo verán, a otra velocidad. Toda la información y casi todo lo que puedas necesitar está disponible online, lo que facilita ganar tiempo y planificar con antelación. Y claro, ese es otro de los encantos de Londres, por lo que me atrevo a afirmar que, actualmente, mi celular es mi posesión más preciada.
Tan solo unos clicks me separan de lo que quiera saber sobre los museos de la ciudad, que son muchos y son gratis; sobre los mejores lugares para cenar, beber, bailar, estudiar, compartir. La buena noticia es que tengo acceso a la información; la mala noticia es que tanta información necesita ser filtrada, de alguna forma, y es imprescindible entonces acostumbrarse a implementar criterios que reduzcan los resultados de 100 a 5 opciones posibles.
Además de lo increíble que resulta cambiar el estrés del trabajo por el estrés del estudio, para variar, estudiar en Londres me ha permitido descubrir el mundo, eso que conocía casi como idea abstracta. No solo porque en sentido literal me ha facilitado escaparme a otras ciudades de Europa, sino porque mi grupo es lo que se podría llamar un grupo verdaderamente internacional. Quizás el 10% de los estudiantes son ingleses y el otro 90% somos de todas partes. Diferentes idiomas, religiones y culturas me separan y me unen a un grupo de personas que, como yo, son diferentes.
En ese sentido, mi mayor ganancia, si tuviera que escoger solo una que resuma mi experiencia en Londres es reconocer, sentir, disfrutar, respetar y aportar a lo que ser diferente significa. Comparto con personas fácilmente identificables por su forma de vestir, idioma o costumbres; con personas atemporales, cuya imagen es como un pastiche de signos, códigos, símbolos y culturas que a veces he asumido irreconciliables; visito restaurantes especializados, que exhiben cartas con platos de todo el mundo; las religiones me muestran sus intimidades y muchos conflictos dejan de ser noticia para convertirse en la realidad de alguien que se sienta a mi lado en el aula. Eso es Londres, un lugar en el cual coexisten todas las culturas del mundo y, el en cual, yo puedo sentir que también tengo un rinconcito.
Podría escribir un ensayo sobre esta ciudad, pero basta con decir que Londres no es un pañuelo como La Habana, aquí no coincides con las personas que conoces casi nunca, a menos que lo planifiques. No tienes sol ni cielos azules y tienes que vestirte por capas, porque en la calle te congelas y en los interiores te ahogas del calor. Las personas en Londres no te sonríen en las calles porque sí, como a veces pasa en La Habana; pero te ayudan si lo necesitas y son muy ‘polite’, por decirlo rápido y en inglés. Mas te acostumbras a la ciudad, a la cultura inglesa que de alguna manera compartes. Disfrutas Londres, extrañas La Habana y cambias, esta experiencia te cambia. Gracias a las Becas Chevening hoy puedo afirmar que Londres no es La Habana, pero es una ciudad MARAVILLOSA.