Todavía me sonrío. Acabamos de finalizar diez días muy exitosos de cultura británica en la Habana; diez días de música, historia, teatro, ciencias, cine y danza. Hubo eventos por toda la ciudad, a todas las horas del día y de la noche y para una amplia gama de audiencias, incluyendo a los niños.
Exploramos la profundidad y el aliento de la cultura británica con un grupo de jazz que interpretó a los Beatles, actores que representaron a Shakespeare, a Sarah Kane y a Alicia en el País de las Maravillas, música isabelina al son de un laúd, historiadores que hablaron sobre Darwin y Churchill, y actores que caminaron por la Habana Vieja vestidos como Sherlock Holmes y Robin Hood. Adele no pudo venir (su invitación todavía está abierta para el año próximo); en su lugar Robertico Carcassés e Interactivo tocaron temas de Led Zeppelin y de Amy Winehouse. Para apoyar al creciente sector privado tuvimos fiestas ‘secretas’ en restaurantes privados. Y trabajamos con museos, librerías y el Castillo de la Real Fuerza en diferentes eventos.
Hubo muchos momentos destacados. Con inmensas aclamaciones y una Basílica San Francisco de Asís repleta, la violinista Ruth Palmer y la Camerata Romeu interpretaron bellamente a Bach y a Elgar. La actuación danzaria en Casa Gaia, basada en Romeo y Julieta con bailarines masculinos interpretando tanto roles de mujer como de hombre fue atlética, elegante y conmovedora. Y mi favorita, Yilliam de Bala Versión 3.0, una mezcla experimental de arte performativo, video y danza bombardeó los sentidos con imágenes e ideas, retando de manera inteligente los esterotipos culturales cubanos y británicos.
Casi todos los que actuaron fueron cubanos. Más que traer un avión lleno de británicos, escogimos apoyar la innovación y la creatividad cubana y promover su interpretación de nuestro país. Queríamos probar que el Reino Unido es innovador, moderno y diverso y que la apreciación cubana de nuestra cultura se extiende más allá del amor por nuestra bandera. Creo que lo logramos pero me dicen si no están de acuerdo.
La gran lección que he tomado de esta semana es la siguiente. A pesar de nuestras diferencias, a pesar del hecho de que Cuba y el Reino Unido tienen sistemas económicos y politicos diferentes, a pesar de las millas de océanos que existen entre nuestros dos países, nos unen más cosas que las que nos dividen. Ello puede parecer una retórica vacía y un cliché. Pero creo que hemos visto muchas evidencias en los últimos diez días que prueban que es cierto. Que duren mucho.