La violencia sexual se ha empleado reiteradamente como arma de guerra durante nuestra época, en todos los continentes y en todos los conflictos más importantes. Afortunadamente esto ya no ocurre en el Perú, pero todavía queda en la memoria de miles de personas los abusos y violaciones sexuales que ocurrieron en el país durante el conflicto armado interno. La Comisión de la Verdad y Reconciliación, recibió en muchos lugares del país testimonios de las propias víctimas y de sus familias, y también de terceros, que le permitió concluir que la violencia sexual fue una práctica generalizada.
En todo el mundo, cada año, miles de mujeres, hombres y menores de edad, sufren violaciones sexuales en manos de hombres armados.
Es por ello que la Cumbre Mundial del 10 al 13 de junio en Londres es tan importante. Esta semana este evento está reuniendo a más de 140 países, los directores de 8 agencias de las Naciones Unidas y casi un millar de expertos. Es un evento realmente internacional.
Estamos convencidos de que la violación y la violencia sexual no son inevitables, sino que integran una táctica de guerra intencionada que puede ser objeto de disuasión, prevención y castigo. Solucionar, evitar y prevenir este problema es una responsabilidad moral. Ningún país puede afirmar que cree en los derechos humanos y hacer la vista gorda cuando se trata de la violencia sexual como instrumento de guerra.
La Cumbre presenta por primera vez en la historia un Protocolo Internacional que proveerá un marco para documentar e investigar este tipo de comportamiento aberrante y poner fin a estos abusos.
Durante más de un año, cientos de expertos han trabajado para elaborar este documento; han hecho consultas y estudios de campo en Uganda, la República Democrática del Congo, Colombia, y Bosnia Herzegovina. El Protocolo ayudará a los investigadores a proteger y preservar la información y las pruebas tras un ataque, mejorando así la posibilidad de que los juicios lleguen a buen fin, y dándole justicia a las víctimas del trauma.
La Cumbre Mundial sigue a la firma por más de 100 gobiernos, incluyendo el peruano, de una “Declaración de compromiso para erradicar la violencia sexual en conflictos armados”, en diciembre del año pasado. En la Cumbre ya se ha anunciado una serie de medidas importantes. Estas incluyen dar a conocer los principios básicos y los métodos establecidos en el Protocolo, pedir apoyo para facilitar y fortalecer la documentación sobre delitos de violencia sexual y de género, alentar a los Estados afectados por conflictos armados para que desarrollen planes de acción nacional y alentar a las ONGs que trabajan en zonas de conflicto armado que utilicen el Protocolo.
El Ministro de Relaciones Exteriores, William Hague, ha comentado: “No podemos aspirar a terminar con la discriminación en contra de las mujeres si no enfrentamos una de las formas más extremas de violencia en su contra: la violación sexual como instrumento de guerra.”