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Discurso sobre el Protocolo Internacional para la Investigación y Documentación de la Violencia Sexual en Situaciones de Conflicto

Daniel Pruce presentando el Protocolo Internacional en el Congreso de los Diputados, en un acto presidido por Carmen Quintanilla, presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso, el 29 de abril
Daniel Pruce presentando el Protocolo Internacional en el Congreso de los Diputados, en un acto presidido por Carmen Quintanilla, presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso, el 29 de abril

“Señoras y señores, es un gran honor para mí estar hoy en el Congreso de los Diputados para hablarles sobre la labor que el Reino Unido viene desarrollando en el ámbito que hoy nos ocupa. Labor que incluye la elaboración del Protocolo, que traducido al español, se va a presentar hoy aquí.

La violencia sexual afecta a miles de mujeres y niñas, hombres y niños, en todo el mundo. Además del extremo trauma físico y psicológico que inflige a los supervivientes, la violencia sexual también engendra y agrava divisiones étnicas y sectarias entre comunidades. Genera conflicto e inestabilidad, y socava los esfuerzos de estabilización y restablecimiento de la paz en todos aquellos países que intentan recuperarse del horror de la guerra.

Y, sin embargo, la justicia nunca llega a la inmensa mayoría de los supervivientes, que además tienen que superar considerables obstáculos cuando intentan acceder al apoyo médico, psicológico y económico que necesitan para poder reconstruir sus vidas. La ausencia de responsabilidad por parte de los que cometen los delitos de violencia sexual agrava lo que es ya una cultura de la impunidad muy extendida, dejando así aislados a muchos supervivientes, que se sienten avergonzados y sin posibilidad de recibir la justicia que merecen.

En mayo de 2012, el anterior ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, y la enviada especial del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Angelina Jolie, presentaron una iniciativa dirigida a prevenir la violencia sexual en el conflicto armado. Esta iniciativa fue impulsada por el Reino Unido en su firme convicción de que todos tenemos que hacer mucho más por abordar el problema de la violación en tiempos de guerra, por apoyar a los supervivientes, y por reforzar los sistemas, servicios e infraestructuras nacionales e internacionales ya existentes, ayudando así a todos los afectados por este crimen tan atroz.

Desde entonces, la campaña ha ido adquiriendo un alcance global: desde animar a los ministros de Exteriores del G8 a que adoptaran en abril de 2013 la histórica “Declaración sobre la prevención de la violencia sexual en los conflictos armados”, a la redacción en septiembre de ese mismo año de la “Declaración de compromiso para poner fin a la violencia sexual en los conflictos armados”, refrendada por 155 países.

En junio de 2014, organizamos una cumbre en Londres en la que presentamos el Protocolo Internacional para la Investigación y Documentación de la Violencia Sexual en Situaciones de Conflicto: un conjunto de normas a seguir para documentar la violencia sexual como delito conforme al derecho internacional. En la redacción de este Protocolo participaron más de 200 expertos procedentes de todo el mundo.

El Protocolo Internacional es una herramienta importante de cara a ayudar a los profesionales que trabajan en el ámbito nacional e internacional de la justicia y los derechos humanos a documentar de manera efectiva la violencia sexual y salvaguardar dicha documentación, a asistir a los supervivientes, y a exigir responsabilidades por estos crímenes. La respuesta al problema de la violencia sexual requiere de un enfoque multidisciplinar sólido, en el que se involucren diversos servicios de manera coordinada: desde los servicios sanitarios, servicios de protección, el apoyo psicológico, hasta facilitar el acceso a los tribunales por parte de los supervivientes.

Implantar este tipo de servicios de apoyo contribuye a que haya una mayor probabilidad de que los supervivientes denuncien estos delitos de violencia sexual. Además, la manera de recopilar y acceder a la información, así como la metodología empleada durante el proceso de documentación, son clave a la hora de garantizar la integridad de las pruebas, la protección de la comunidad beneficiaria, y el empoderamiento de los supervivientes mediante su participación en el proceso penal.

El Protocolo recoge, de manera sencilla y clara, los principios básicos que hay que seguir con los objetivos anteriores en mente. Se espera que todos los profesionales de este ámbito encuentren que los elementos de orientación recogidos en el Protocolo son de utilidad para la labor que desarrollan. La idea es mejorar la coordinación y coherencia del trabajo dirigido a tratar, apoyar y defender los derechos de los supervivientes y de los testigos de la violencia sexual. Nuestro objetivo es que el Protocolo sea aplicable tanto a un contexto nacional o internacional de la justicia, a los mecanismos de responsabilidad o a la defensa jurídica.

Nuestra labor este año la continuaremos en este ámbito a través de la revisión en la ONU de la Resolución 1325 sobre las mujeres, la seguridad y la paz, gracias a nuestra pertenencia al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y de la Unión Europea. El propósito del Gobierno del Reino Unido es situar a mujeres y niñas en el núcleo de toda actividad encaminada a prevenir y resolver los conflictos, promover la paz y la estabilidad, y prevenir y responder ante la violencia cometida contra mujeres y niñas. Uno de nuestros objetivos más amplios, que engloba a los demás, es institucionalizar en la ONU un enfoque de reconstrucción de la paz basado en el género, garantizando así que las mujeres se encuentran representadas de manera apropiada en las negociaciones de paz y en los tratados. Nos gustaría ver que todas las conversaciones de paz de la ONU incluyen el requisito obligatorio de que en las mismas estén presentes mujeres negociadoras.

Para concluir, el Gobierno británico cree que el conflicto armado tiene un efecto desproporcionado sobre las mujeres. Por este motivo, tenemos que abordar el problema de la violencia contra la mujer y respaldar el papel que desempeña la mujer en la construcción de la paz. Nosotros creemos que la contribución de las mujeres a las negociaciones de paz contribuye a garantizar una paz más sostenible.

Aunque hemos avanzado mucho junto a nuestros socios internacionales en este terreno, aún queda mucho por hacer. Pero mantenemos firmemente nuestro compromiso para alcanzar este objetivo tan importante.

Muchas gracias.”

Daniel Pruce, el 29 de abril de 2015

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