Hace poco, durante la visita que hicimos al Consulado de Alicante, pude hacer un hueco en mi agenda para pasar una noche en Benidorm.
Alicante es muy importante para nosotros, dada la gran cantidad de ciudadanos británicos que viven y pasan sus vacaciones allí.
De hecho, la cuarta parte de los 14 millones de británicos que vienen a España de vacaciones van a la región de Alicante. Por lo que su Consulado tiene una envergadura considerable. Constituye uno de los elementos que componen nuestra red en España; a saber, 9 Consulados que ofrecen asistencia y asesoramiento a los ciudadanos británicos que vienen de visita o que viven aquí de forma permanente (creemos que alrededor de 800.000), además de 13 cónsules honorarios. En total, más de 200 personas trabajan para el Gobierno británico en España, la mayoría fuera de Madrid.
El Consulado de Alicante es uno de los más dinámicos de todo el mundo. El año pasado se gestionaron más de 1.000 casos en los que fue necesario proporcionar asistencia y se emitieron más de 1.000 pasaportes de emergencia. Mientras me encontraba allí de visita, una joven trajo su pasaporte, que un perro le había destrozado casi por completo. El Consulado pudo prepararle un pasaporte de emergencia en menos de una hora para que pudiera volver al Reino Unido esa misma tarde (pero por favor, ¡tened cuidado con vuestros pasaportes!).
El Consulado de Alicante también cubre Benidorm. Más de un millón de británicos pasan sus vacaciones allí todos los años. Unos 6.000 viven allí. Es una especial prioridad para nosotros. Nuestro equipo trabaja de cerca con las autoridades locales, sobre todo con su alcalde, Agustín Navarro, para asistir a todo aquél que se encuentre en dificultades y darle prioridad a lo que más necesiten de nuestra ayuda.
Por lo que quería ver y vivir la experiencia de Benidorm personalmente. Es un lugar extraordinario, un trocito del Reino Unido junto al mar, en España. Asombrosamente, tiene 38.000 habitaciones de hotel y más de 330 edificios de gran altura (muchos de ellos hoteles). La mayoría de las personas que viajan allí se lo pasan estupendamente. Pero tomar unas cuantas precauciones de sentido común, como por ejemplo, sacarse un seguro de viaje y la tarjeta sanitaria europea antes de coger la maleta, pueden evitar muchos problemas si a las cosas les dieran por torcerse.
Resulta que mientras estuve allí, se estaba rodando la próxima temporada de la serie “Benidorm”, una comedia. El creador, Derren Litten, fue muy generoso, arriesgándose a darme un papel como extra. Mientras esperaba entre escena y escena, estuve charlando durante bastante rato con los extras compañeros de reparto, la mayoría de los cuales eran residentes de Benidorm desde hacía ya tiempo. Fue increíble escuchar sus historias de cómo habían tomado la valiente decisión de comenzar una nueva vida en un país extranjero. Muchos de ellos eran miembros activos de la comunidad local, incluyendo el sector del voluntariado.
Descubrí muchas cosas sobre los desafíos que entraña el comenzar una nueva vida en otro país, así como sobre las maravillosas oportunidades que España sigue ofreciendo. Hablar con ellos me dio una buena idea de cómo se las arreglan cuando las cosas no van bien y de cómo la Embajada en Madrid, y el Consulado en Alicante, pueden ayudar. Por ejemplo, en este sentido, hemos venido asesorando a la gente sobre las ventajas y los inconvenientes de comprar inmuebles en España, tras la avalancha reciente de casos en los que algunos ciudadanos británicos descubrieron que los inmuebles que habían comprado de buena fe no tenían la requerida licencia de obras.
Mis compañeros de rodaje también fueron muy generosos al indicarme lo que tenía que hacer como “extra”. Sobre todo, me dijeron, «ve al baño siempre que tengas ocasión, incluso aunque no tengas ganas». Resulta que ese consejo es también una de las reglas de oro de la diplomacia. Y fue un consejo muy sensato. Cuando finalmente llegamos al momento de rodar la escena (en el “Neptunes Bar”), mi primera actuación consistía en aparecer andando desde el fondo. Andar fue la parte fácil. Pero ¿y después qué? Las cámaras seguían rodando, pero al parar, no tenía ni idea de lo que tenía que hacer. Miré a mi alrededor. No había música, pero todos los demás extras miraban hacia el escenario, movían los pies, chasqueaban los dedos, algunos hasta se pusieron a mover el esqueleto. Caí en la cuenta de que la canción la añadirían después. Como no quería parecer fuera de lugar, empecé a contonearme rítmicamente al son de una música imaginaria.
«¡Corten!». Y esa fue la primera toma. Tuve que entrar andando varias veces, mejorando cada vez más mis andares y mi forma de bailar.
En la siguiente escena tenía que inclinarme, pero descubrí que inclinarme no me venía de naturaleza. Me dieron media pinta de cerveza (a pesar de que tan solo eran las 8.30 de la mañana) en lo que era un intento de que mi inclinación pareciera más natural. Pero sin éxito. Entonces, alguien que claramente se había percatado de mi talento para contonearme rítmicamente sugirió que sería mejor para mí si pudiera balancearme en lugar de inclinarme.
Así que ese fue mi papel, durante toda la mañana: balancearme al ritmo de una música que no podía oír y sujetando una cerveza que no me podía beber. ¡Fue estupendo!
Mi breve viaje a Benidorm me permitió conocer la ciudad más de cerca, y ver lo bien que trabajamos junto a las autoridades locales y las organizaciones de voluntarios para ayudar a los británicos que se encuentran en dificultades. También tuve ocasión de conocer con más detalle las luces y las sombras que experimentan miles de ciudadanos británicos todos los días al vivir y trabajar en España. Ahora tenemos una cuenta en Twitter (@BritsliveSpain) y una página en Facebook (Brits living in Spain) dedicadas exclusivamente a los temas que atañen a los ciudadanos británicos que residen en España.
En cuanto a mi breve amago al estrellato, vosotros mismos podréis juzgar mis andares, mi forma de bailar y mis balanceos en enero, cuando se estrene la próxima temporada de “Benidorm”.